Nacido
en Pisa, Italia, el 15 de Enero de1922. Antes de cumplir cuatro
aiios le edad su familia se radicó en la Republica Argentina,
país que mas tarde adoptaría como propio y donde
luego nacieron sus tres hijos. Sus estudios de música os
realizó en el Conservatorio Nacional, en Buenos Aires,
donde tuvo por maestros en cursos de violín y materias
teóricas a Emilio A. Napolitano, Constantino ,aito, Floro
M. Ugarte, Athos Palma, Roberto Garcia Morillo, Artura Luzzatti,
Giardo Gilardi, Alberto Ginastera, Abraiam Jurafsky y Vicente
Fattone, entre otros. También trabajó en forma partícular
el violín con Carlos Maria Ramos Meia y con Erwin Leuchter
análisis musical.
La tarea de composición, en la que se considera autodidacta,
centraliza prácticamente toda su actividad a partir de
1948. is cumple en forma independiente y sin vincularse a tendencia
determinada en el campo estético, pero apuntando a un lenguaje
contemporáneo y lógico, nada espectacular ni vanguardista,
que le permite expresarse con absoluta libertad. Hasta la fecha
(1984) su catalogo registra 91 títulos que excluyen voluntariamente
la ópera, la música para cine y la electrónica,
pero comprende el genero sinfónico, el sinfónico-coral,
coral, la música de cámara y para diversos instrumentos
solistas, para voz acompañada, etc. De esa totalidad de
obras 37 fueron estrenadas en importantes teatros y salas de concierto
de Buenos Aires y varias de ellas se han tocado en países
de Europa y Asia. Diez y siete premios recibió su producción
desde 1966 hasta hoy, tres de ellos otorgados en Alemania (en
ese entonces República Federal), dos por el Goethe-Institut
de Munich y otro en el Festival Internacional de Órgano
de Nuremberg; los restantes, por entidades oficiales y privadas
argentinas. Obras suyas fueron publicadas por la Editorial Argentina
de Música, Ricordi Americana, Barry y Cia., Editorial Devoto,
Editorial Dayan y por Ediciones Culturales Argentinas del Ministerio
de Justicia y Educación de la Nación. Desde enero
de 1962 ejerce la critica musical en el diario "La Prensa"
de Buenos Aires. En los anos 1964 y 1965 dictó cátedras
en el Conservatorio Municipal "Manuel de Falla" de Buenos
Aires. En 1969 la Organización de los Estados Americanos
- OEA - de Washington, Estados Unidos, publicó el catalogo
de sus obras y su curriculum en volumen 15 de la colección
que dedica a los compositores de América. En 1970 el Programa
de Música de la Fundación Bariloche y el Consejo
Provincial de Difusión Cultural de Tucumán le comisionan
obras que se estrenan ese mismo año en el Teatro Colon
de Buenos Aires y en el Teatro San Martín de Tucumán;
son, SINFONIA BREVE, que da a conocer la Camerata Bariloche, y
SM70, presentada por la Orquesta de la Universidad tucumana. En
1974 la Embajada de Italia en Buenos Aires lo designó en
su representación para integrar el jurado que otorga la
beta de música (composición) correspondiente al
Convenio Cultural Argentino Italiano establecido entre el Gobierno
de Italia y el Fondo Nacional de las Artes. También en
1974, y luego en 1975 y 1976, actúa como jurado de composición
en los concursos que el Conservatorio Nacional "Carlos López
Buchardo" instituye para celebrar el Cincuentenario de su
creación. En 1975 se publica en Cambridge, Inglaterra,
la 7a. edición del "Who's Who in Music and Musicians",
editado por el International Biographical Centre, que registra
su nombre y una breve nomina de algunas de sus obras. En 1979
la Municipalidad de Buenos Aires lo incluye entre los cuatro compositores
a quienes solicita obras para la celebración del 1V Centenario
de la Fundación de la Ciudad, para ser estrenadas en el
Teatro Colón.(1)
Compositor italiano,
nacido en Pisa en 1922 y radicado en la Argentina desde 1926.
Vivió primero en Córdoba y luego, en 1939, ya
radicado en Buenos Aires, siguió los cursos del Conservatorio
Nacional de Música.
Ejerció circunstancialmente
la docencia y llegó a ser uno de los mas destacados críticos
musicales del diario La Prensa.
Obras principales:
- Ruth (1963, cantata bíblica
para solista, coro y orquesta)
- Concerto per violino e orchestra
(1965)
- Concierto en dos movimientos (1965,
piano y orquesta)
- Eue, canto fúnebre sobre
un tema africano (1968, orquesta de cuerdas)
- Homenajes (1969, orquesta)
- Sinfonia Breve (1970, cuerdas)
- Corda XXII (1968, guitarra y cuarteto
de cuerdas)
Escribió ademas númerosa
música de cámara, canciones y obras para coro, guitarra,
organo y piano.(2)
Obras
ORQUESTA SINFÓNICA
1 - Suite irreverente (1949/1979) 40'
2 - Musica para cabs?los (1952) 26'
3 - Homenajes 1969 12'
4 - SM70 15'
5 - Mozartiana 71 22'
6 - Serie Argentina (1974) 10'
7 - Passacaglia (1976) 22'
8 - Sinfonia No 2 (1977) 30'
9 - Sinfonia No 3 (1979) 22'
10 - Canto a la memoria del soldade muerto (1982) 8'
ORQUESTA DE
CUERDA
1 - Tres fugas breves (1951) 10'
2 - Contrappunto all'antica (1968) 16'
3 - Eue, canto funebre su un tema africano (1968) 12/16'
4 - Sinfonia breve (1970) 5'
ORQUESTA
CON SOLISTA
1 -Concerto per violino e orchestra (1965) 20'
2 - Concerto en dos movimientos (1965) piano y orquesta 20'
3 - Divertimento No 3 (1980) - flauta dulce, perc. y arcos 20'
CORO Y ORQUESTA
1 - Cuatro poemas cordobeses (1958)
2 - Ruth - Cantata biblica (1963)
3 - Missa pro populo (1971) 30'
CORO A CAPPELLA
1 - Triptico (1963) 10' 2 - Pequenos corales de amor (1967)
CORO E INSTRUMENTOS
1 - Canciones infantiles II - corn ninos y cuarteto maderas (1964)
2 - Canti popolari per bambini, coro femenino y cuart. arcos (1971)
3 - De Profundis - c. mixto, cuart. vocal, solista y 6rgano (1975)
4 - Navidad - c. de camara, flauta dulce, guitarra y percusi6n (1977)
5 - Nada to turbe - c. mixto, 2 oboes, c. ingl6s y fagot (1979)
MUSICA DE CAMARA
1 - Sorpresa (1948) - tenor y trio de arcos (Miguel Panconi)
2 - Canción de una madre (1950) -contralto, fl. y pno. (J.Z. de San
Martin)
3 - Leyenda (1950) - violin y 9 maderas 10'
4 - Tres fugas breves (1951) cuarteto de arcos o mixto 10'
5 - Sonata cromatica (1951) violoncelo y piano 20'
6 - Divertimento No 1 (1951) 2 guita rras y conj. instrumental 20'
7 - Soledades (1952) - bajo y sexteto instrumental.
8 - Nocturnales (1958) - soprano y quinteto instr. (M.E. Nicasio)
9 - Baladas (1964) - contralto y 6, 12 o 24 arcos - (Adela Tarraf) 22'
10 - 5 A 3 (TRIO No 1/1965) violin vio la, violoncelo 12'
11 - Discantus (1968) guitarra y fagot 15' .
12 - Corda XXII (1968) guitarra, cuarteto de arcos 20'
13 - Trio No 2 (1970) oboe, violin y piano
14 - Madrigales (1971) soprano, baritono y piano (L. Barrera Oro) 8'
15 - Sequentia (1973) 3 o 12 violoncelos y piano 18'
16- Nenia (1975) - 2 flautas dulces o flauta dulce y violin 4'
17- Concerxteto (1975) violin solista y sexteto instrumental 22'
18- Nonetto (1976) bandone6n, cuart. maderas, 3 metales y perc. 10'
19- Contradanzas (1977) flauta dulce y guitarra 10'
20- Aria e Giga (1977) oboe y piano
21 - 5 Movimientos para quinteto (1978) fl. ob. cl. fg. y como 22'
22- Quartetto No 2 (1979) arcos 40'
23 - Cuarteto No 3 (1979) arcos 18'
24- Cuarteto No 4 (1979) arcos 20'
25 - Divertimento No 2 (1980) orquesta de camara 18'
26- Divertimento No 4 (1980) quinteto vientos con piano 18'
27- Racconto (1981) conjunto de camara 18'
28 - Leyenda, para 10 arcos solistas (1981) 10'
29- Canto a la memoria del soldado muerto (1982) violin y piano 8'
30- Sonatina Inconstitucional (1982) violin y piano 12'
31 - Tanviolingo (1982) violin y piano
32- Capricornio (1982) - Musica para orquesta de cámara con v. so.
20'
33- Serenata del Arco y el soporte (1982) fl. ob. fg. vn. clave
CANTO Y PIANO (O GUITARRA)
1 - Tu querer (1948) canto y piano (Miguel Panconi)
2 - El amor eterno (1948) canto y pia no (Leopoldo Lugones)
3 - Plata (1950) canto y piano (Alvaro Yunque)
4 - El beso (1951) canto y piano (Luis G. Urbina)
5 - Mi ciudad (1961/1980) canto y piano (M. Panconi)
6 - Buenos Aires 400 (1961/1980) - Canto y piano - (M. Panconi)
7 - Canciones infantiles I (1962) canto y piano (Ines Malinow)
8 - Solo de muerte (1979) bajo y guitarra (Jorge Calvetti)
PIANO
1 - Preludio (1948)
2 - Tres micordanzas (1948)
3 - Serie Argentina (1967)
4 - Estudios (1968)
5 - Sonata No 1 (1980)
6 - Sonata No 2 (1980)
7 - Sonata No 3 (1980)
8 - Cosas (1982) 12 pequenas piezas para ninos.
9 - Pieza para piano en los 12 tonos (Homenaje a Juan Carlos Paz) 1982
ORGANO
1 - Preludio y fuga (1948)
2 - Cinco trozos para organo (1963)
3 - Preludios elementales (1982) 6 pie zas didacticas 11/12'
GUITARRA
1 - Dos tangos (1968)
2 - Seis piezas para guitarra (suite primaveral) (1971)
3 - 20 Estudios para guitarra (1971) 4- Guitangos (1972) - I Serie - (dos
guitarras)
5 - Si agarras viaje.. . (1973) (dos guitarras)
6 - Invenciones para dos guitarras (1977)
7 - Valses faciles para guitarristas (1982)
OTROS INSTRUMENTOS
1 - Sonata per violino solo (1971) 22'
2 - Bandoneonicas (1971) l0 estudios para bandone6n 10'
3 - Al corno (1972) - solo para trom pa 15'
4 - Partita No 1 (1982) - violoncelo solo
Entrevista
"El
compositor argentino no existe"
entrevista
de Pompeyo Camps
- Empiezo
preguntándote lo más elemental: ¿porqué sos compositor?
- Es una pregunta fácil de hacer, pero difícil de contestar.
Porque cada uno sabe las vueltas que tuvo que dar para llegar. Yo, cuando
chico, tenía una especie de visión sobre una meta a la cual
llegar, pero no sabía de qué se trataba. Estaba en la escuela
primaria, y siempre se me aparecían una cantidad de interrogantes relacionados
con hechos cotidianos, a los que no encontraba una explicación lógica.
Pasaron los años, y como era de rutina en mi familia, me metieron en
la escuela de comercio. Allí ?vivíamos en Córdoba?? cursé
los primeros años, y seguí como antes, sin saber qué
sentido tenía todo eso. En esa época, una situación familiar
nos obligó a trasladamos a Buenos Aires. Aquí, al poco tiempo
de reiniciar el estudio comercial, una fractura me retuvo en cama. En esos
días llegó a mis manos un folleto sobre unos cursos de música
vespertinos. En cuanto me quitaron el yeso, empecé a estudiar el violín.
El violín pareció colmar todos aquellos interrogantes. Al poco
tiempo, con esa inconsciencia que da la ignorancia, me presenté para
el. ingreso al Conservatorio Nacional. Apenas sabía sostener el violín,
y así toqué ante una mesa de eminentes maestros. No debería
haber entrado, pero por un hecho también inexplicable, fui aceptado.
Luego me di cuenta de que yo no servía para enfrentar al público,
y encontré mi camino en la composición. Simultáneamente,
y con esos precarios estudios, escribía música. Llegó
a mis manos el tratado de armonía de Durand en francés, y lo
copié a mano, completo. Incluso me fabriqué una pluma de cinco
puntas para trazar los pentagramas de los ejemplos. Ese fue el principio.
La composición respondió a todas esas, mis "preguntas sin
respuesta".
- Pero
sigue sin respuesta mi pregunta: ¿por qué sos compositor?
-Porque si dejara de componer, me, parece que me pegaría un tiro. Porque
es la única conexión que considero válida para seguir
teniendo interés frente a una cantidad de cosas y hechos que a veces
hacen renegar de la condición humana. Tal vez ésta sea una actitud
escapista, pero siento una total realización, independientemente del
valor que puedan tener mis obras.
- La composición
musical es una tarea complicada. Su dificultad marcha en razón directa
respecto del grado de responsabilidad del compositor.
- En nuestro tiempo hay como una obligación o exigencia implícita
hacia la originalidad. Vivaldi, los barrocos, tenían un esquema formal.
Nosotros no lo tenemos. Es difícil encontrar una zona virgen. El compositor
de hoy se ve acorralado por la inmensa cantidad de obras geniales que se han
acumulado. Esta exigencia, a veces lleva a condiciones límite. Lo hemos
visto en compositores como Boulez y Stockhausen: llegan a un momento en que
tiran todo por la borda y vuelven a empezar por otro lado. Aún con
todos esos riesgos, la composición no deja de ser "la gran aventura",
una experiencia que se justifica a sí misma.
- ¿No
se corre el peligro de que "la originalidad se convierta en el único
fin de la música?
-Quiero aclarar que esa originalidad no es gratuita, no es una postura. Yo
la siento totalmente fundida con la necesidad natural de expresión.
No es una pose.
- Te señalo
otro peligro: el de que ese imperativo de la originalidad termine por divorciarnos
definitivamente del público, que, en mi caso, es al cual me dirijo
como compositor.
- Pienso que no. Recuerdo que en mi época de estudiante, creía
que la música no seguía más acá de Beethoven.
Cuando oía a Debussy, me indignaba. Recuerdo una violenta discusión
que mantuve con una profesora, luego de haber escuchado La Edad de Oro, de
Shostakovich. Ella era stravinskyana, y no nos podíamos entender. Era,
simplemente, por causa de mi ignorancia. Pienso que este es el mismo problema
que se da con el público. Si no se le da a escuchar más que
productos del Barroco y del Romanticismo, no sale de allí. También
recuerdo una experiencia con el Cuarteto Juilliard: una amiga mía,
pianista, se puso a reír cuando oyó la Suite lírica,
de Alban Berg.
- Acepto,
justifico y aplaudo la originalidad. Después de todo, es condición
esencial de la creación. Pero me sigue preocupando el peligro de que
la originalidad en el lenguaje termine por desconectar al compositor "contemporáneo"
con su posible público. Más aún en una Argentina abúlica,
anestesiada, incapaz de amar a "lo argentino".
- No me parece. Yo he tenido la experiencia en 39 obras de distinto tipo
que me han estrenado -obras de cámara, sinfónicas o para solistas-,
y ante públicos de distinta constitución y edades. Aunque hubo
respuestas de distinto tipo, nunca se produjo la indiferencia. Además,
lo que ocurrió con mi Canto a la memoria del soldado muerto, para violín
y piano, que estrenaron Alberto Lysy y Enrique Ricci en el Colón, me
emocionó enormemente: el público aplaudió de pié.
Luego, esa obra fue ejecutada cinco veces más, en sólo una semana,
y en diversos lugares. Además, se le dió el Premio Amigos de
la Música, luego de la segunda ejecución. Todo esto me demuestra
que toda esa pretendida originalidad, que para mí es sinónimo
de necesidad expresiva, no deja indiferente al público.
- De todos
modos debemos reconocer que esa "pretendida originalidad muchas veces
es sólo pretendida, y que se presta a la mistifícacion.
- Todos hemos vivido y recordamos ese período en que un afán
de originalidad a ultranza, llevó a producir, aquí y en todo
el mundo, una serie de engendros que pretendieron "venderse" por
música. Muchas veces, especialmente en materia de electroacústica,
se hicieron muchos experimentos. Pero, ¿dónde estaba la obra
de arte?. En el mejor de los casos puede ser un entretenimiento, un planteo
lúdico o, a veces con ingeniosas ideas, pero pienso que la obra de
arte debe ser otra cosa. Nos damos cuenta cuando escuchamos los cuartetos
de Beethoven, las obras de Bach, las de Schönberg; advertimos, entonces,
cuantas cosas hay allí adentro.
- En cuanto
al compositor argentino ...
- El compositor argentino no existe. La sociedad argentina no necesita compositores,
o tiene un cupo muy limitado para ellos. El que se dedica seriamente al trabajo
de crear música de la mal llamada "clásica" está
excluido de la sociedad argentina. Pensar en esto como profesión, en
absurdo. Lo ha sido siempre, pero ahora lo es más que nunca.
- Cuando
en 1975 se cumplió el centenario del nacimiento de Maurice Ravel, el
Teatro Colón ejecutó absolutamente toda la producción
de este compositor: las obras de cámara, las sintónicas, las
líricas y las coreográficas. Además, en todo el país
se tocaron obras de Ravel. Jamás a un compositor argentino, en el país
ni en el extranjero, en el término de un año ni en ~ el de varios
años, se le ha ejecutado toda su obra. Entonces, en mi calidad de periodista,
averigüé cuanto dinero habían redituado los derechos autorales
de Ravel. La suma total, dividida por doce, no alcanzaba a un sueldo mínimo.
Esto me hizo escribir que ni siquiera Ravel habría podido vivir de
la composición en la Argentina.
- Por cierto, eso no es aplicable en nuestro medio. El público
no nos conoce; las sociedades de conciertos, tampoco; y el Estado, menos que
menos.
- Porque
no se considera al artista creador como a un trabajador, que debe ganar dinero
por su trabajo, y vivir con el dinero que cobra por ese trabajo de creación.
- Una de las fuentes de ingreso -magro- que tiene el compositor en nuestro
medio, son los concursos. Es algo así como si un médico, un
plomero o un arquitecto, después de hacer su trabajo, se hiciera un
sorteo para ver si se le paga. El compositor hace eso: presenta su obra a
un concurso, y luego se verá si se le paga. Pero ahí no termina
la cosa, sino que así es como generalmente empieza. Porque después
hay que esperar que se haga efectivo ese pago, de modo que esa suma, de por
sí exigua, cuando llega a manos del destinatario, ya casi no tiene
valor. Sé de varios colegas que están esperando, hace años,
que se les paguen premios ya discernidos. Puedo dar un ejemplo personal: es
el referido a un concurso que tuvo cierta resonancia por un hecho insólito
que no vale la pena relatar ...
- . .
. yo creo, en cambio, que es necesario refrescar la memoria, en este país
patológicamente desmemoriado. En 1979, con motivo de cumplirse el 25º
aniversario de la creación del Cuarteto de la Universidad Nacional
de La Plata, esta casa de estudios organizó un concurso de composición,
precisamente, de cuartetos. La obra que apuntaba como primer premio, presentada
por el señor Marcelo Arce como Cuarteto Nº 3 Op. 158 (en, nuestro
siglo (XX), ni siquiera Shostakovich pudo escribir tantas obras, y sólo
en el año de su muerte, ya anciano, llegó al Op. 147), resultó
ser la fotocopia de una obra ya editada, de un compositor inglés -luego
creo que se averiguó que era de Benjamin Britten-, a la cual el concursante,
quien apenas había sobrepasado los veinte años, tachó
las Indicaciones en idioma inglés, y las reemplazó por su equivalente
en italiano, además, con errores de ortografía. Esto entorpeció
el trámite, que se resolvió otorgando el premio al Cuarteto
No 3 del maestro Silvano Picchi, que antes de advertirse la mistificación
apuntaba como segundo premio . . .
-. . . la obra en cuestión, mi cuarteto, tuvo su estreno como estaba
previsto en las bases; se me dió la medalla en acto público,
en el estreno, realizado en la Universidad de La Plata; pero la asignación
en efectivo todavía está en suspenso. Han pasado cuatro años.
Ya no recuerdo la suma, creo que eran 50 millones de pesos viejos, hoy son
50 pesos argentinos, dinero que no me alcanzaría para comprar ni siquiera
el útil que empleo para escribir música. Claro que tengo la
promesa de las autoridades universitarias de que se está tramitando
la actualización de esa suma ...
- . .
¿no la indexación?, porque el Estado cobra indexado, con intereses
punitorios, etcétera, pero paga con retraso, retenciones impositivas
...
- . . . algo de lo primero hay. Tal vez tenga noticias en los próximos
diez años ...
- . .
. si la Universidad llega a pedir ayuda a la Secretaría de Cultura
de la Nación, jamás tendrás noticias, porque aquello
es el cementerio de los expedientes.
- Cuando se toca una obra en un concierto organizado por ente oficial,
con entrada gratuita, todos cobran -el ordenanza que reparte los programas,
el propietario de la sala, por supuesto los ejecutantes, el director de la
orquesta-, todos menos el compositor.
- Eso
fue a partir de la Ley 20.098/ 73, la "ley Lanusse-Malek" proyectada
con la firma de Gustavo Malek, Arturo Mor Roig y Jorge Wehbe Una ley que vulnera
todas las convenciones internacionales en materia de derecho autoral, para
hacer caridad con los bienes ajenos.
- El compositor debe proveer la obra, y además, el "material
de orquesta" y conformarse con la "gloria". Por esto, la composición,
en nuestro país, es sólo un hobby caro, no una profesión.
El compositor argentino no existe. El problema viene de muy lejos. El desconocimiento
de la propia actividad, lo que significa preparar una obra sinfónica.
Se cree que es lo mismo que copiar un poema. La escritura musical permanece
en un sistema medieval, un trabajo de amanuense, del que no es posible escapar,
porque no existe otro procedimiento, y eso, lógicamente, es sumamente
costoso. Generalmente lo hace el propio compositor. Además, como en
el país ya no se imprime papel vegetal pentagramado, especial para
la preparación de las matrices de la partitura y las partes individuales,
se hace necesario que el autor pierda horas en el rayado de las pautas. Porque
pensar en la edición de música, para el compositor es algo así
como un lujo oriental ...
- . .
. también lo es para los editores, que son industriales, y ya sabemos
que la industria argentina está destruida en un cincuenta por ciento;
hay editoriales que incluso abrieron el rubro inmobiliario, creo que para
no fundirse . . .
-... además,
los editores tienen el problema de la venta, que es limitada. Esta situación
crítica no es exclusiva de nuestro país ni de nuestra época.
En un estudio que publicó Leopoldo Hurtado hace algunos años
en EMECE, estudiaba el porcentaje de venta de obras de compositores como Debussy,
en Francia, en las primeras décadas del siglo, y las conclusiones fueron
tan deprimentes como las que vivimos actualmente. Pero, a pesar de todo, y
aún de la guerra, se editaba. Se creía en los valores, había
confianza en los artistas. Había también una formación
en el público, que le permitía entender y valorar el proceso
lógico evolutivo que se produce en las artes. De ahí que el
artista, en esas sociedades, no era un paria, un ser rechazado y que debe
recurrir a mil ocupaciones para poder subsistir, y sacrificar el tiempo que
debería dedicar al descanso. 0 de lo contrario,, resignarse a una vida
muy estrecha, sobre todo si tiene familia a su cargo u otras obligaciones.
Por lo general se piensa que el artista es un ser angélico, que subsiste
gracias a alguna infusión etérea o al maná.(3)
(1)Extraido de la Guia de la Mùsica
Argentina 1984 editada por el Instituto Lucchelli Bonadeo
(2) Extraido del Diccionario Oxford de la Música - Tomo II
- Segunda Edición 1984
(3) Extraido
de la publicación Realidad Musical Argentina - Nº 3 - 1983
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